DIARIO DE UN ALIEN
PEDRO PUJANTE Querido diario: Llegué a la Tierra en mi nave
espacial. Llevo varios días observando las extravagancias de esta
raza llamada humana. A pesar de que parecen bastante organizados (países,
ciudades, distritos, comunidades de vecinos) suelen discutir bastante y
difícilmente llegan a un acuerdo por el bien común. Son capaces de destruir su
propio planeta como si la naturaleza fuese un ente ajeno y del que no dependen
sus vidas. Se suicidan. Posiblemente no tienen la capacidad de prever el
nefasto futuro que les aguarda si siguen aquí. Tampoco me explico cómo es
posible que entre ellos mismos se aniquilen. Han inventado ´la guerra´, una
especie de juego macabro en el que se exterminan los unos a los otros. Las razones
suelen ser variadas. Sobre todo por religión o dinero, dos conceptos que
explicaré sucintamente.
La religión es un término bastante abstracto que es usado
para diferenciarse entre ellos. A pesar de que hablan de lo mismo, sólo con
cambiarle el nombre al concepto (Dios, Alá, Jehová) son capaces de sentirse
enemigos y odiarse. El otro concepto, dinero, es similar a Dios pero mucho más
presente en sus vidas. Lo usan para comprar objetos que no necesitan para poder
deslumbrar a personas que no conocen. He comprobado que resulta perjudicial
para la salud mental ya que el que más dinero posee suele ser menos feliz.
Hay cosas positivas que me seducen de esta raza. Por ejemplo
la capacidad para el arte, la ciencia y las matemáticas. Algún día llegaría
lejos si su insolencia y egocentrismo no acabaran antes con ella. Prestan más
importancia al poder que a la virtud, a los bienes materiales que al
conocimiento, al individuo que al grupo. Es extraño ver cómo pasan sus vidas
atesorando objetos que al morir deberán abandonar. Incluso en otros tiempos se
enterraban con ellos. Pero, en la actualidad, aun sabiendo que aquella
costumbre era inútil siguen comportándose del mismo modo. La avaricia es otro
de los defectos de este singular pueblo.
Han inventado multitud de aparatos similares a los nuestros
para comunicarse: teléfonos, ordenadores, televisores y radios. Sin embargo en
los pueblos que más cantidad de estos singulares artilugios existen las
personas se comunican menos.
También han ideado avanzadas formas para distribuir y
planificar el trabajo. No obstante, sólo consiguen vivir más estresados y
apesadumbrados.
El concepto ´felicidad´ tan ensalzado en nuestro planeta
está siendo eclipsado por otras nociones más dudosas: riqueza, fama, éxito,
popularidad.
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